martes, 29 de noviembre de 2011

El recuerdo de Jorge Alda

UNA SALIDA PARA NO OLVIDAR



Ya pasada la JMJ es hora de recordar lo vivido, los montajes, largas reuniones, las mudás de los diferentes pasos, y como no la Salida .

Para mi, esta ha sido una Salida que no olvidaré nunca, la primera como Pertiguero del Señor del Gran Poder, pero creo que hay algo más importante que eso, que es el tiempo disfrutado con los amigos en el Traslado de ida y de vuelta en el cual, me sentí como un niño pequeño, una infancia cofrade que nunca tuve. Ver al Señor por Sol, Alcalá, Cibeles, será difícil de olvidar, porque no nos engañemos, será muy difícil, casi imposible que un evento de estas características, se vuelva repetir, ese olor a incienso por Recoletos, más ese ambiente de cera, golpe de llamador, ambiente de madrugá. Ver en la calle Mayor al Señor con la marcha Ione, o con Macarena de Emilio Cebrián, son momentos especiales que no serían posible sin la Banda de Música, que viene de Herrera (Sevilla) a la cual le doy mi enhorabuena.

No puedo olvidarme de los cofrades de la Hermandad de Jesús Despojado de Granada, más que cofrades, amigos de Granada, porque pienso que todos o la mayoría nos llevamos amigos de la hermandad de Jesús Despojado, cuyos hermanos esperaban con especial ilusión la Salida, y por supuesto la vuelta con sones que no son habitúales en Madrid, como Costalero del Soberano o Eucaristía. Que seguro más de un hermano nuestro disfrutó con especial ilusión, recordando ese Lunes Santo con su Hermandad de San Gonzalo.

No me gustaría acabar sin nombrar a toda esa gente que ha trabajado a la sombra de otros, limpiando enseres, varas, montando el Paso del Señor. Cofrades de verdad, que disfrutan de su hermandad los 365 días al año, no solo el Jueves Santo, esa Salida truncada por la lluvia que está en la mente de todos, pero recompensada por esta Madrugá veraniega. Sin ellos no hubiera sido posible cumplir este sueño. José Laguna, Jorge Cámara, Javier Holgado, Jesús Romero, Adelardo Martín, Christian Rodríguez, David Pastor, Ana Timón, y muchos otros que me dejo pero que siempre estarán en el recuerdo de esta Salida histórica.

 
                                                                                                      D. Jorge Alda Parra

martes, 22 de noviembre de 2011

El recuerdo de María Miraz

Mi crónica de las JMJ

Como lo prometido es deuda  hoy abro mi diario lleno de recuerdos, mi corazón lleno de sentimientos y mi cabeza repleta de ideas y me pongo a vuestra disposición para daros mi visión de las Crónicas de la JMJ.


Ha decir verdad esta visita papal no la esperaba con demasiada ilusión, quizá porque ya habia vivido una con Juan Pablo II, quizá por el momento personal que vivía con respecto a la Fe...quién sabe, pero lo importante para mí es que todo cambió en menos de lo que se tarda en decir "Amén".

Todo comienza a cambiar cuando dirigiéndome al médico un día más en los últimos tiempos me encuentro en el metro con un grupo de gente joven cantando en francés a María; el ambiente que se respiraba en ese vagón era indescriptible. Llevabamos ya varios días de trabajo montando el paso del Señor y haciendo cosas para que todo estuviera listo a tiempo, cuando una tarde Juanlu viene a buscarme, como siempre, y me dice: "Pequeña, vamos a la Hermandad que  hoy viene gente a la Colegiata y hay que echarles una mano"...pues "pies pa´que te quiero".

Cual fue mi sorpresa cuando encontré un grupo de "chavales" que el más mayor no tenía más de 30, eran poquitos y curraban como nadie. Aluciné. Un amigo me dijo que si quería pasar a ver la Imagen del Despojado de Granada y accedí.

Tal fué mi sorpresa que cuando al poco tiempo estaban subiéndole al paso, fui incapaz de quitarle la mirada; sólo lo hice un momento y fue para asustarme por miedo a que le pasara algo. Pero que va, esa gente sabía lo que hacía, sus manos estaban guiadas "desde arriba". El ambiente que se respiraba era especial, eso se notaba, y me percaté de algo que hacía mucho tiempo que no sentía: Ilusión, inquietud ante una situacióin nueva que requería todo mi sentimiento, ante una imagen venerada, que para mi hasta entonces era desconocida.



Le siguió "La Magdalena", y con Ella las primeras conversaciones con ese grupo de jóvenes, hasta ese momento también desconocido para mí. Volví a sorprenderme cuando me percaté: "joer que majos son" (perdonarme por la expresión). Los momentos que siguen todos los conoceís: preparativos, más preparativos, curro, curro y más curro; de día, de noche...y entre tanto siempre se sacaba un segundo para gastar un broma, entablar conversación, contarte algo que no sabías, compartir alguna lagrimilla...fué tan bonito, tan duro...y a la vez tan intenso.

Estoy convencida de que cada uno entregó lo mejor de sí mismo esos días y los posteriores. Eso si, no faltó un momento para compartir mesa con nuestros nuevos Hermanos, para nosotros "los granainos".
Venga cambios de ropa, preparar flor, luz p´arriba, p´abajo, sube escaleras...coge la escoba, limpia alfombras, monta el Besamanos de la Macarena...que grande estaba la Señora, ahora que me acuerdo.

Una vez más volví a sorprenderme, me vi delante del paso del Gran Poder rodeada de gente y sin embargo, con cierto sentimiento de soledad que disfruté; pero aquí está el detalle: después fuí delante del paso de Despojao; Madre mia!!! me vi llorando, rezando por muchos motivos, prendada de Su mirada y de repente...un gesto de cariño de quien menos me lo esperaba..."un granain@";  hoy se que será mi amig@ para siempre.

Tocó además despedirse de algunos de ellos, pero otros vendrían. Más emoción, más sentimientos encontrados.



Y llegó el gran día, sonaban campanas en la Colegiata de San Isidro, y tocaban a traslado por las calles de Madrid, la ciudad se llenaba hasta la bandera o más. Madrugar??? para quien durmiera, a las 3 de la madrugada la iglesia parecía estar viviendo el mejor día de Semana Santa en una capital cofrade donde las haya; comentario de los madrileños: "Esto parece El Salvador", que grande, que maravilla.

Todos saliendo en orden , Mi Señor del Gran Poder por la Puerta del Sol, Alcalá, Cibeles...increible.

Sin duda fueron unos días irrepetibles para el mundo Cofrade, aunque ojalá lo hicieran. Todo resultaba tan raro, tan corto, tan difícil...batiburrillo de sensaciones.

Casi 72 horas de cansancio acumulado sin medida, una palabra: inolvidable.



Entonces llegaron horas de pasar calor, mucho calor. A algunos nos pasó factura y tuvimos que tomar decisiones que nunca gusta tomar, "abandonar a tu titular", una decisión difícil para un cofrade pero a veces inevitable, y más por motivos de salud.

Que duro se hace tener que hacer frente a ciertas situaciones que se vivieron esos días, la sensibilidad estaba a flor de piel, todos queríamos que fuera maravilloso, que todo saliera bien...que gran trabajo el de todas las Hermandades.



Ahora tocaba entrar en casa, que pena, estabamos destrozados pero no queríamos que acabara nunca. Que contradicción más grande, en realidad fue una semana de contradicciones, dulces y amargas contradicciones. Otra vez a trabajar, ahora para desmontar...y nos invade un sentimiento de desamparo, desarraigo y pena, mucha pena por dejar atrás lo vivido, tocaba asimilarlo.

Pero claro, otro rayo de esperanza asomaba; cuando una puerta se cierra se abre una ventana. Granada nos invitaba a su Traslado desde la Catedral; y vamos que si fuimos!!!! otra vez a montar, que bien lo pasamos, cuanto nos reimos, que poco dormimos y cuanto disfrutamos de los que ahora son Mis Hermanos Granainos. Sí, Mi Despojao de Granada se llevó con El un trozo de mí, y ya no me lo devolvió; por lo que ahí estaba yo.

Tanto Juanlu como yo seguimos sacándo jugo de esos días, de lo vivido, de los recuerdos...nuestra vida ha cambiado para siempre por la JMJ y por su gente; mi gente.


Como reflexión tres cositas: Gracias, gracias y gracias; por darme una lección de humildad, por estar ahí, por renovar mi Fe, mi hacerme sentir cosas olvidadas, por ser como sois.....Gracias a todas las Hermandades que acompañaron al Gran Poder de Madrid, a Granada, a su gente, mi gente, mi hermandad y gracias a ti Juan Luis.

martes, 15 de noviembre de 2011

el recuerdo de Juan Luis.

Después de mucho tiempo e intentar asimilar todo lo que paso aquellos días os intentare contar de la mejor forma posible, aquellos días inolvidables.




Que decir que no se haya dicho ya, es difícil de expresar todas las emociones y momentos vividos esos días, empezando por la llegada de Granada a nuestra casa, la cual todos estábamos deseando de que llegara para poder contemplar ese pedazo de misterio y poder conocer a su gente, que difícil fue cuando llegó y por motivos ajenos, yo no podía estar para poder ayudar a desembarcar ese paso del camión, pero en cuanto el trabajo me dejo tiempo me fui para allá y que sorpresa me lleve cuando el paso estaba casi montando a falta de los respiraderos, que maravilla acababa de entrar en nuestra casa, después la gente, que estaban completamente ilusionada y no es para menos, cuando se cerro la iglesia a volver al trabajo y a subir al señor, que decir de ese momento, los pelos de punta, rezando todo lo que sabíamos, todos juntos, y al fin, el Señor estaba en su paso, pero todavía faltaba la Magdalena mientras que la terminaban de cambiar aprovechamos a echarnos unos cigarritos en el atrio y así poder conocer un poco mas a esa gente maravillosa, y llego el momento de subirla, se hizo tal silencio que daba hasta miedo respirar, pero se subió, un día duro de trabajo terminado con buen fin.

Al día siguiente todavía quedaba mucho curro, montando el besamanos y terminando de montar el paso, en fin que voy a contar de esos momentos unos días de mucho trabajo, de mucha ilusión y sobretodo de hacer hermandad.

Al fin llego la otra hermandad que estábamos esperando, la Verónica, que mala impresión nos llevamos cuando no se dejaban ayudar y encima llegaron avasallando, en fin lo achacare a los nervios, que gran paso había llegado también a nuestra casa, hasta tenia aire acondicionado debajo para los costaleros, que gran invento, en fin no puedo hablar mucho de Jerez porque ni se dejaron conocer ni tampoco hicimos mucho intentos para ello.

Solo faltaba un paso y al fin llego Úbeda, ya estábamos todos, haciendo vida hermandad, cada uno como buenamente pudo.

Se acerca la hora del Vía Crucis, y muchos nervios se desataron antes de la salida, menudo día, sin poder descansar por los nervios llega la hora de acercarse a la colegiata y allí estaban todos esperando, después de saludar a todo el mundo y desearle un buen traslado a todas las hermandades me pongo a hacerme la ropa y vuelvo a entrar a la colegiata. Cual fue mi sorpresa cuando estaba perdido en mis pensamientos delante del paso del Gran Poder cuando se me acercaron los chicos de Granada para desearme un buen traslado, la emoción no se podía contener. Y por fin llego la hora, empezamos a salir por el orden que estaba establecido, había bastante gente en la calle para ser la hora que era, cuando llegamos a la calle Duque de Rivas yo estaba fuera y decidí acercarme a la puerta de la iglesia para poder ver salir a todas las hermandades que habíamos acogido, solo pude ver a Úbeda porque íbamos todos muy lentos pero no me importó porque sabia que las podía ver mas tarde.

Muchos momentos se vivieron diferentes en este traslado, seguramente porque en Semana Santa no pudimos salir. Que estampa tan bonita bajar por la calle Alcalá salir del paso y poder recorrer unos metros atrás, allí estaban casi todas las que iban a participar en el Vía Crucis, León, Sevilla, Medinaceli, Málaga, etc...

Y por fin llegamos a Cibeles con paron incluido para poder dejar pasar a la Cena, menuda estampa mirar hacia la Calle Alcalá hacia arriba y verla llena de pasos, que maravilla, el sueño de todo cofrade en su ciudad, ya podría ser así todos los años.

En fin parecía que estaba mas cerca la V estación pero a mi se me hizo eterna, creo que era porque debajo del paso iba mirando todas las estaciones que pasábamos, pero bueno llegamos.

Ahora a reponer un poco las fuerzas y a esperar a la llegada del Papa.

Y con la espera llegó la tarde y con ella la entrada a Colón; no había visto tanta gente en Madrid en mi vida y con la que estaba cayendo de calor, en fin llegamos a nuestra estación, saludamos a todo el mundo y me voy a ver los pasos que por la mañana no había podido ver. Y por fin llegue a la IX estación, allí estaban los chicos de Granada con los que tan bien nos habíamos llevado y con la Hermandad que sin querer habíamos formado, todos de los nervios con los preparativos de ultima hora y con el rapto de alguno de ellos para llevarles a donde estábamos nosotros, aunque subiendo y bajando la calle íbamos a estar casi todo el tiempo. Pero bueno después de tirarnos un poco en el césped e intentar descansar algo llego la hora; el Papa ya había llegado a Colon y con ello el Vía Crucis, momentos inolvidables como ver a la gente portando las antorchas, toda la gente unida con un mismo fin, y para mi el momento mas especial de todos cuando el paso de Gran Poder paso por delante del Despojado de Granada, en fin inexplicable. Y todavía quedaba toda la vuelta, que no la pude contemplar del todo porque María casi se cae, en fin cosas que pasan y normales con la calor que hacia, pero pudimos disfrutar de la entrada, con el Gran Poder entrando primero hasta el altar mayor, los de Úbeda entrando en la capilla de donde sale nuestra Virgen, los de Jerez entrando en la capilla del Santísimo y por fin los últimos pero para mi los mas espectaculares, el Despojado de Granada, esa levantá en la puerta de la Colegiata por la Hermandad del Gran Poder que levanto Jorge, ese paso cadencioso que llevaba el paso visto desde el pulpito de la iglesia hasta que se arrió y que forma de andar, y llego el final de la noche, pero todavía quedaba mucho trabajo por hacer.

Al día siguiente a desmontar los pasos, pero lo más emocionante fue cuando se puso el Despojado y la Magdalena en la capilla del Señor del Gran Poder, que momento más emotivo. Pero todavía quedaba desmontar los pasos y poner el cajón a Granada.

Y llego el gran momento después de todo lo vivido llegaba el momento de partir, pero no sin complicaciones para variar, poca gente un paso enorme y un camión muy pequeño jeje, pero después de mucho esfuerzo el paso subió al camión, y los chicos se marcharon, pero no se termino allí, al fin de semana siguiente hicieron una misa en honor a la JMJ y una procesión con su paso y como no la gente de Madrid tenia que estar allí, y allí estuvimos acogidos con los brazos abiertos y con el honor para algunos de podernos meter debajo de su paso, y que maravilla poder andar debajo del Señor, con esa cuadrilla de ratones cartujanos, que gozada, no tengo palabras para poder expresarlo. En fin ahora toca volver a la realidad, pero después de mucho pensar me quedo con una frase.

Como se puede retomar el rumbo de tu vida después de los momentos vividos, de la gente conocida y del cambio de perspectiva de la vida que nos ha hecho o por lo menos a mi la JMJ.

No tengo respuesta a eso pero intento llevarlo lo mejor posible aunque es difícil.

Solo puedo decir GRACIAS a todos aquellos que estuvieron conmigo en esos días que tanto me enseñaron lo que es una Hermandad, lo que es la ilusión y sobretodo lo que es la humildad. Gracias de todo corazón por dejaros conocer, y gracias por haber venido.



Un saludo. AHÍ QUEDÓ

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Conclusiones de las JMJ

Desde la Vocalía de Juventud se invita a todo aquel que quiera para que asista a la conclusión final de las JMJ. Como resumen de lo vivido este verano, y también de todo lo de estos meses atrás, queremos hacer un balance. Durante el año tuvimos una formación que nos ayudó a prepararnos mejor y tener una visión más cercana de lo que suponía este gran evento. Las catequesis nos ayudaron a sentir de una manera más profunda el significado de estas Jornadas de la Juventud.



El próximo jueves 3 de noviembre a las 20:45 h. tendrá lugar esta reunión entre hermanos. Todo el que venga podrá disfrutar de un rato de convivencia en el que mostraremos fotos de todos aquellos días que pasamos en Madrid, contaremos experiencias, cosas que pasaron, anécdotas,... Todos tenemos algo que aportar porque para cada uno las JMJ han supuesto algo diferente.Te esperamos.



martes, 1 de noviembre de 2011

el recuerdo de María Angustias Olmedilla (I)

La llegada de Jesús Despojado a la Colegiata de San Isidro




Muchos de vosotros no sabréis nada de cómo fue la llegada de Nuestro Titular y del resto de imágenes y enseres a Madrid y a la sede en la que nos quedaríamos durante diez días. Imagino que habéis visto alguna foto en internet; pero no os podéis hacer una idea de lo que realmente se vivió allí. Ya que tuve la enorme fortuna de poder vivirlo en primera persona, desde aquí os lo quiero contar a todos para que podáis saber, aunque sea un poquito, la magnitud de ese día. Es imposible narrar todas y cada una de las experiencias y momentos que se produjeron en la Colegiata e incluso en la calle. Esto solo es una parte porque hay cantidad de detalles, historias, circunstancia,… que vivimos y que para los que estuvimos allí, nunca se podrán borrar de nuestra mente ni de nuestro corazón. Pienso que a todos os gustará saber cómo se desarrolló esa jornada y esa es la razón que me llevó en su día a escribir esto. Espero que mi relato os haga sentir un poquito las mismas sensaciones que tuvimos aquel día en Madrid.
En Granada se despedía a Jesús Despojado y fueron muchos los que aquella noche se acercaron a despedirlo y a dejarle una última oración en San Emilio ante su Madre del Dulce Nombre. Sé que más de uno se emocionó y no era para menos...



Tras meses y meses de preparativos, llamadas, preocupaciones y miles de cosas, llegó el día en que Jesús Despojado dejaba Granada para ir a Madrid. Dicen que en la parroquia no se cabía y mira que faltó gente que no pudimos estar allí. Estábamos ante algo extraordinario. Jamás a ninguno de los que fundó esta Hermandad, ni a nadie, se les pasó por la cabeza que un hecho de este calibre se pudiera producir y mucho menos que nos iba a tocar de pleno y, encima, que todo esto nos estuviese pasando en nuestro 25 aniversario fundacional. Esta Hermandad es muy joven; pero tiene mucho criterio y sabe hacer las cosas con gusto. Hace más de un año y pico que nos embarcamos en esta aventura y no me arrepiento en absoluto. No sé si tuvimos más o menos críticas… Me da igual. La recompensa obtenida es tan grande que no me importa nada lo que pueda decir cualquiera, que seguramente, ni se ha molestado en saber nada de lo vivido en Madrid.



Atrás queda la madrugada en que Jesús Despojado ponía rumbo hacia la capital. Muchos corazones estaban inquietos ante lo que suponía un traslado de tal magnitud. En Madrid lo esperábamos con ganas. Mirabas la hora e intentabas imaginar lo que estaría sucediendo en Granada. Daba pena no poder presenciar esos momentos de Hermandad; pero ese sentimiento se compensaba al saber que por la mañana serías tu el que lo iba a recibir. Algo por dentro te hacía sentir que estábamos a punto de vivir grandes instantes en esos días que nos marcarían para siempre. Y no nos equivocábamos...



Los primeros rayos de luz le daban un color especial al alba del viernes. A esas horas, el incompleto grupo de priostía descansaba a la espera de la llegada del resto de componentes. Hubo tres personas del equipo que casi sin tiempo de despedir al Señor en Granada, cogieron un autobús camino a Madrid. A su llegada tuvieron a bien ir en busca de los demás y a tempranas horas de la mañana, con voces melodiosas y celestiales, hicieron de despertador para todos los que estábamos durmiendo.



Por fin el equipo estaba al completo. Granada llegaba a Madrid y en la Colegiata de San Isidro la priostía recibía el testigo. Hicimos nuestras todas esas oraciones, peticiones,… teniéndolo a Él como principio y fin de nuestro trabajo. Nos pusimos manos a la obra sabiendo que todo lo que nos aguardaba en esos días era un regalo de Dios que merecía la pena vivir. Parecerá una tontería; pero encontrarte en una ciudad que no conoces esperando que llegue el Señor y que de repente veas aparecer los camiones, me emocionó muchísimo. El sueño empezaba y había muchas ganas de vivirlo.



Instalarnos en la Colegiata no fue fácil. La bajada del paso era complicada y pese a la gran ayuda de la gente de la Hermandad del Gran Poder de Madrid, no quedó otra más que desmontar el cajón para poder moverlo. Allí estábamos, en plena calle Toledo, con la policía controlando el tráfico y no sé cuanta gente quitando tornillos sin parar. En ese momento, ni nos podíamos imaginar que entre destornilladores, taladros, tornillos y muchas botellas de agua, pudiera surgir una amistad tan grande entre nuestros hermanos de Madrid y la gente del Despojado.



Se trabajó en equipo a pesar de no conocernos y se trabajó muy bien y rápido. Hubo un momento de incredulidad extrema cuando en pleno desmontaje comenzó a llover… ¡Tuvimos que sacar el plástico! Menos mal que fueron cuatro gotas; pero para alguno supuso el diluvio universal. Vamos, que en pleno Agosto te llueva justo cuando el paso está casi sin tablones parecía de chiste. A más de uno se nos pasó por la cabeza que si las JMJ iban a ser como este comienzo con tantos inconvenientes aquello se nos iba a hacer muy largo; pero nada, las mayores dificultades se quedaron en esa mañana y a partir de ahí todo fue perfecto.



En cuestión de unas horas el paso estaba listo para entrar en la que sería su sede por unos días. Las chicotás no fueron las mejores que ha tenido este misterio; pero que nadie dude del corazón, esfuerzo, ganas, sentimiento,... de cada uno de los que iba debajo. A la gente que por un rato cogió el palo de este misterio, incluso aquellos que no pudieron por tener que irse a trabajar a pesar de estar allí desde las 10 de la mañana, GRACIAS. Para mí, alguien que va a ayudarte desinteresadamente, que al final no puede y que no deja de disculparse porque se tiene que ir, merece mi agradecimiento. Fue más de un costalero del Gran Poder y Esperanza Macarena los que me lo decían y mi respuesta siempre fue "que demasiado era lo que estaban haciendo por nosotros". Sé que para más de uno fue un placer, incluso un sueño, poder meterse en el paso y llevarlo hasta el crucero de la Colegiata. La actitud y predisposición de todos ellos fue un ejemplo de HERMANDAD y para los que veníamos de tan lejos, encontrarte tan bien acogido y con tanta ayuda nos hizo sentir en casa.



No hay palabras para explicar ciertos momentos, todavía no me los creo. Cómo explicar la entrada del paso en la Colegiata y verlo andar por el pasillo central. Cuando lo dejaron en el crucero, cómo se podía ver tan pequeño un misterio tan grande. Fueron instantes de emoción. Por fin, siendo casi la hora de comer del viernes 12 de Agosto, el misterio del Despojado estaba colocado en su sitio. Increíble.



Mientras que con el paso ocurría todo esto, el otro camión no se quedó atrás. Lo primero de todo, en cuanto se tuvo el lugar acondicionado en San Isidro, se trasladó al Señor. Impresionaba ver el cajón, da igual que no fuera la primera vez, lo seguía haciendo. Y en un abrir y cerrar de ojos, con la ayuda de todos, el camión se descargó. ¡Jamás olvidaré como iban llegando cajas a la sala que ocupábamos y cómo iba organizándolo todo! Aquí póstula, allí tulipas, al lado la cera, las varas ordenadas por clases,… Las virtudes (sibilas) fueron al columbario que allí estaban más fresquitas. Este sitio lo compartieron con maniquetas, esquinas, remates,… y los madroños y granadas muy bien extendidos para que no tuviesen tanta humedad. Con el Señor se dejaron el resto de imágenes. Por último, los tablones del cajón del paso se guardaron en otra sala, ¡cómo olvidar este lugar y los buenos momentos que pasamos allí! Además, lo fresquito que se estaba para pinchar la flor o lo que fuese. Vaya ratos de risas y reuniones que tuvimos allí. Llegó a ser nuestro refugio cuando no se podían dar muchas vueltas por la Colegiata ya fuera por misas u otras circunstancias…




La tarde pasó volando. Aún hoy me sorprendo de la velocidad con la que se montó el misterio. Todo iba bien y no era para menos. ¡Qué gran trabajo estaba haciendo mi equipo de priostía! Por mucho que la gente se lo intente imaginar, no creo que nadie pueda hacerse una idea del trabajo que se hizo. Solo los que lo vivimos y los que lo compartieron con nosotros in situ, sabemos el día tan duro y tenso que pasamos. ¡Qué orgullo de priostía! Llevamos tiempo trabajando juntos; pero el ejemplo de respeto hacia lo que se estaba haciendo, el buen hacer de cada uno de ellos,... fue espectacular. Gente en la que confiar a ciegas.



Momentos de intimidad hubo y fueron muy intensos y emocionantes. Reunido el equipo de priostía se abrió el cajón del Señor. Cuando lo ví… se hizo el silencio en mi interior. Volver a tenerlo frente a frente me hizo sentir en casa. En el fondo de mí sabía que las JMJ y todo lo que suponía ir a Madrid valía la pena; pero en aquel momento supe que todo lo que me había imaginado, que no era poco, se quedaba corto al comprobar todo lo bueno, que en tan pocas horas, estábamos viviendo. La primera oración ante Él fue especial. El Padrenuestro que se rezó iba cargado de muchas ilusiones, deseos, peticiones, esperanzas, agradecimientos,… Tal recogimiento emocionaba. Y tras nosotros, el primer encuentro entre Jesús Despojado y nuestros hermanos del Gran Poder. Yo no puedo expresar lo que ellos sintieron, aunque me hago una leve idea. Lo que sí sé es que no dejó indiferente a ninguno de ellos. De la mayoría, aún ni me sabía sus nombres, ni siquiera había cruzado una palabra; pero eso era lo de menos viendo la actitud y el grandísimo respeto que mostraron ante Él. No es que no me lo esperase, todo lo contrario; pero el clima que se creó era impresionante.



El día tuvo su punto culmen cuando hubo que subir a su paso de misterio a Jesús Despojado y a María Magdalena. Yo no sé las veces que habré podido ver ese momento; pero aquel día sentí algo nuevo. A mi alrededor ví caras de emoción, caras que reflejaban un sentimiento muy profundo. Jesús Despojado caló, y muy hondo, en el corazón de los que allí estaban. No podré olvidar las miradas de algunos de ellos ni tampoco los comentarios que nos hacían.



Y este día dio para mucho, mucho más. Un día muy duro, de mucho esfuerzo que se compensó con la satisfacción plena de ver el trabajo bien hecho, con gusto, respeto, sabiendo trabajar en equipo y humildad. En la memoria quedan recuerdos, anécdotas, comentarios, historias, personas,... pero sobretodo, queda el CARIÑO. Cómo agradecer tanto a nuestra gente de Madrid, a nuestros hermanos y amigos que se volcaron con unos recién llegados. Su casa fue nuestra casa y ahora somos una familia.