El marqués de Salamanca, una vez ya derruido el inmueble religioso, adquirió los terrenos en los que construyó un suntuoso palacio, actual sede del BBVA. Unas modificaciones legislativas permitió la entrada de capital extranjero en España y la prolongación del paseo del Prado cobró especial protagonismo debido a su efectivo desarrollo económico.
La parroquia de San Pascual, a mano izquierda conforme se recorre el paseo desde Cibeles a Colón, es el único templo que hay en esta amplia calle del corazón de la capital de España. En su interior, en el lado derecho del altar, hay una imagen de Santa Clara, patrona de los actores.
Metros más arriba, el paseante puede encontrarse con uno de los negocios históricos de la hostelería madrileña. Se trata del Café Gijón, fundado en 1888 y uno de los pocos cafés antiguos que quedan en Madrid. En él, fácil es encontrarse con actores y escritores famosos. El recorrido en dirección a la plaza de Colón casi llega a su fin, antes a mano izquierda, está el popular Museo de Cera con figuras que representan a los personajes más conocidos desde al ámbito de la cultura al deportivo, por ejemplo. Entre cada uno de los dos enclaves citados se halla la Fundación Mapfre a cuya altura más o menos se prevé que el paso de Nuestro Padre Jesús Despojado de Sus Vestiduras quede apostado para su participación en el Vía Crucis de la JMJ’11.
Hay que recordar, como apuntaba anteriormente, que el paseo de Recoletos está delimitado por las plazas de Cibeles (en su extremo sur), y Colón (en su extremo norte). La primera de ellas dedicada a la diosa que figura en la fuente mandada a construir por Carlos III. Como edificios insignes caben destacar la sede del Banco de España, que extiende sus fachadas por el paseo del Prado y la calle de Alcalá; el imponente Palacio de Telecomunicaciones, que acoge en la actualidad el Ayuntamiento de Madrid, obra de Antonio Palacios; el neobarroco Palacio de Linares, que aloja hoy día la Casa de América, centro cultural que organiza eventos relacionados con Iberoamérica; y, por último, el Palacio de Buenavista (en la esquina entre la calle Alcalá y el paseo de Recoletos), construido para el duque de Alba por Juan Pedro Arnal a finales del siglo XVIII.


Por Vicente Gomariz Belda, estudiante de Periodismo y cofrade