lunes, 14 de mayo de 2012

El recuerdo de Juanjo Buzón Ródriguez


sueño en una noche de verano.

PRIMERA PARTE.
Hay hechos y momentos en tu vida que te marca profundamente y aviva tus sentimientos a cotas insospechadas. Tu primer beso, tu boda con el amor de toda tu vida, poder ver el nacimiento de tu hijo con el que le enseñarás todo lo que te enseñó tus padres cuando eras pequeño (y si son cofrades de mayor, mejor aún), ver como cada uno de tus sueños se cumple y se hacen realidad… Seguro que cuando lo habéis leído, os ha entrado un pellizquito en vuestros corazones porque habéis recordado algunos de esos momentos. Yo recuerdo uno que me marcó muchísimo en mis sentimientos (y ya ves que si me marcó…) y no, no es ninguno que os acabo de nombrar. Ese recuerdo fue ver una de mis mayores devociones repartir amor, fe y esperanza a todos los rincones del mundo. Se llama Jesús Despojado, viajó de Granada a Madrid y ocurrió en pleno agosto, en las Jornadas Mundiales de la Juventud…
Quién lo diría, la Hermandad más joven de la ciudad de la Alhambra se fue a la capital del Reino. No me lo creí cuando me lo contó Dioni hace ya 2 años y no me lo creí hasta que no vi al Señor de Fígares encima de su paso cartujano y dentro de la Colegiata de San Isidro, la antigua Catedral madrileña. Quién lo diría…
Pero para que llegase a eso, hubo que hacer y movilizar muchas juntas, cabildos, ensayos, reuniones con instituciones de diversa índole para conseguir subvenciones o patrocinadores, agencias de viajes y hacer millones de cosas inimaginables para poder viajar la Hermandad a Madrid. Pero me quedo con la paciencia, el tesón y el incalculable esfuerzo (tanto físico como mental) de cada uno de mis hermanos que han arrimado el hombro para que el proyecto saliese adelante y llegase a buen puerto. Desde estas líneas, mi enhorabuena y mi más sentida gratitud a todos vosotros; el verdadero significado de HERMANDAD se hizo palpable en los meses previos y como no, en los días grandes en Madrid.
Cuaresma en pleno verano. Limpiando plata en agosto. Cortando cera, rozando los 40 grados en la calle. La gente pasaba por la Casa de Hermandad y se quedaban paralizados viendo que había personas trabajando y más en una cofradía por esas fechas. Era el mundo al revés. Algunos no entendían muy bien nuestra locura y preguntaban con curiosidad cual era la razón, ya que para la Semana Santa faltaba todavía un puñado de meses. Otros, los vecinos del barrio, sabían perfectamente los motivos y te preguntaban una y otra vez cuando se iba a ir El “Despojao” a Madrid. Querían saber la más mínima información para poder despedirse por unos días de su vecino más querido por el barrio… Cuando un vecino se muda (aunque sea por poco tiempo) se le echa en falta porque necesitas su ayuda, quieres comentarle tus malestares o tus pesares para sentirse más arropado o simplemente no sentirte solo en momentos de soledad y de tristeza. A Él se le echó en falta en esos días… Seguro que no se sintió solo ya que, aparte de sus vecinos desde la distancia, le acompañaba cerca de 2 millones de jóvenes de todo el mundo…
Jueves 11 de agosto. Todo está empaquetado y guardado en el camión. El paso, inmenso en un cajón de madera, aguarda la noche para subirse en su particular “góndola”. Cristo está revestido de un blanco impoluto, esperando despedirse por la madrugada de su gente, de su Granada cofrade y de su Bendita Madre del Dulce Nombre, aunque su fiel Discípulo Amado acompañará siempre a Ella.
Mientras tanto, parte del equipo de priostía (yo, Marian, Salva, Gonzalo y Luis) llegamos por la tarde a Madrid. Nos esperaba Alberto y Carmen con los brazos abiertos. Se les notaba en sus caras de felicidad de que algo grande se avecinaba y nosotros, cada vez que se consumía más el tiempo también lo notábamos… Tuvimos la oportunidad de visitar la que por unos días sería nuestra sede provisional, la Colegiata de San isidro. El arte hecha arquitectura, la arquitectura hecha arte… Lo primero que me sorprendió fue la altitud y la amplitud de la iglesia. Uno que está acostumbrado a San Emilio, aquello le parecía majestuoso e imponente; yo ya me imaginaba en mi mente el pasear del misterio cartujano por su interior. El barroquismo en estado puro... Entre sus naves, pudimos tomar contacto por primera vez con los hermanos del Gran Poder de Madrid y nos enseñaron todo su interior y por supuesto a sus Sagrados Titulares. Nos sentíamos literalmente como en casa y eso que solo era el comienzo de una bonita historia… Ya de regreso a la casa (que ya sea de paso, dar las gracias a Laureano por conseguirla a través de los Redentoristas madrileños) pensábamos en como estaría yendo la despedida del Señor en Granada. La cuenta atrás para su llegada había comenzado…
12 de agosto, llegó uno de los días más esperados. Juan, David y Dela llegaron a primera hora a Madrid. Estaban exhaustos pero con ganas enormes de comenzar el sueño de sus vidas. Estábamos casi todo el equipo y digo casi porque no podía olvidarme de Esteban y Adrián (sobre todo de Esteban, que si se me olvida nombrarlo luego se ensaña conmigo…) Eran casi las 10 de la mañana y bajando la calle hasta la Colegiata, vimos a lo lejos unas sirenas azules que no paraban de parpadear. Era la Guardia Civil escoltando el convoy de la Hermandad, llegó con puntualidad británica. Empezaba el lío, había que estar coordinados perfectamente y ser rápidos en descargar ya que teníamos media calle cortada. Primero en bajar fue el Señor en su cajón. Los madrileños se empezaron a remolinar alrededor nuestra viendo tal particular mudanza en agosto y alucinando literalmente con el paso aún con el cajón puesto. Te preguntaban que es lo que había dentro y nosotros decíamos que era un paso de Semana Santa, a lo que te preguntaban de nuevo si éramos una Hermandad nueva que se iba a instalar en Madrid… En fin, aquello se llenaba más y más gente por las aceras y los coches que pasaban al lado nuestro se paraban para ver que es todo este lío que estábamos formando. Como dije antes, había que ser rápidos en descargar y el camión estaba vacío en menos de una hora. Ahora tocaba lo más duro, mover el paso-cajón… Había costaleros del Gran Poder los justos para mover el paso pero con el cajón las dificultades se incrementaban exponencialmente. Cambios de planes y de vuelta al lío, hora que quitar tablones del cajón en mitad de la calle. Yo no he visto en mi vida tantos tornillos juntos ni tantos tablones de esas envergaduras. ¡Qué barbaridad! A esto súmale más personas mirándote y ya la guinda del pastel es que te graben cámaras de televisión, yo ya pensaba que salíamos en el telediario por la que estábamos formando… En fin, mucho más nerviosismo en el ambiente. Pensaba que tardaríamos un siglo en desmontar aquello pero todo lo contrario, se hizo todo a la perfección y sin el más mínimo problema.



Necesito hacer un paréntesis en este recuerdo que os escribo. No puedo aguantarlo más porque si no reviento. Una de las razones por lo que todo esto salió a las mil maravillas son unas personas que estuvieron desde primera hora ayudándonos en todo. No eran los periodistas, no eran los viandantes, no eran los conductores, no eran los policías. Son unas personas que viven, creen y sienten desde sus corazones lo mismo que nosotros, pero no eran cofrades de Granada. Son de Madrid, son los hermanos de Jesús del Gran Poder y de la Esperanza Macarena. Creo que este texto se me haría demasiado corto para poder expresaros lo que pude sentir en esos días y lo que aún siento por vosotros… No nos conocíamos de nada el primer día pero como si nos conociéramos de toda la vida, nos dimos las manos unos a los otros y descargamos todo el camión, desmontamos el cajón del paso con una coordinación en equipo increíble, metimos hasta dentro de la Colegiata el paso y otras tantas cosas de las contaré más adelante. Decir gracias me quedaría corto… Solo os puedo decir que tenéis unos corazones tan grandes que nos llenasteis a todos nosotros de ilusión, de cariño y de alegría desbordante. El Señor quiso que nos juntásemos esos días para que sintiésemos su amor, su entrega por todos nosotros y su misericordia. Seguro que Él os tendrá desde el cielo ya un lugar reservado por tener unas almas tan puras y tan humildes…
Después de este paréntesis, prosigamos. Ya con el cajón desmontado en su plenitud, llegó el momento de llevar el paso hasta dentro de la Colegiata. Lo comandó David desde fuera, entró y arrió a la derecha del crucero. Era hora de desembalar y de montar todo el paso. Se subieron las figuras, se puso los respiraderos y se fijó bien todo. Mientras tanto, llegaron por fin Esteban y Adrián que nada más entrar se pusieron manos a la obra para vestir a la Magdalena con su traje nuevo (iba a ir muy “sencilla” Ella…) De paso, se le quitaba el cajón al Señor y en ese momento su mirada me hizo un nudo en la garganta… Uno en ese momento no sabía muy bien que pensar o que decir, solo podías mirarle y cautivarte. Me entra escalofríos de pensarlo ahora mismo… Si yo pude sentir esto, cuando mis hermanos madrileños entraron en la salita y vieron por primera vez la imponente talla de Jesús Despojado más de uno se quedó extasiado y más de uno no pudo contener las lágrimas al ver a Cristo hecho hombre…  Estas mismas sensaciones se repitieron cuando el Señor salió de aquella sala para subirse a su paso. Rezamos todos al unísono la oración que nos enseñó Él… el Padre Nuestro. Cuando llegó arriba a su paso, el ambiente que se creó fue de mucha emoción contenida. Vimos como su mano derecha nos bendecía a los presentes, como miraba con dulzura las caras de sus hermanos. Señor eres muy grande… Después de este gran momento, llegó la hora de subir a Santa María Magdalena. ¡Qué guapa iba! ¡Qué gran vestimenta! Era una verdadera joya que no paraba de brillar, nos dejó a todos con la boca abierta…

Todo esto ocurrió solamente en un día. Por si faltaba algo más, nos llovió una tromba de agua yendo a casa (y no es broma…) Fue una grandísima jornada en el que me di cuenta de que estaba con un grupo humano fantástico. El equipo, con una medía de 25 años, hicimos los deberes, y lo más importante fue que no hubo ni el más mínimo problema y todos nos entendimos a la perfección lo que teníamos que hacer en cada momento. Y todo esto fue en un día… Gracias Juan por darme esta oportunidad que me diste. Gracias a este día y a los venideros, entendí muchas cosas y sentí otras que nunca lo pude experimentar… Estaré siempre eternamente agradecido por depositar toda tu confianza en mí, en un chaval que por aquel entonces solo tenía 19 años…

viernes, 27 de abril de 2012

El recuerdo de Luis Gallas. Pregonero de la juventud 2012

Luis Gallas Martines  ha sido el pregonero de la juventud en este 2012 y uno de los grandes responsables todas las fotos que durante los días previos al 19 de Agosto podemos disfrutar.Os dejamo con un fragmento de su pregón.


No podía pasar este pregón sin hacer mención a uno de los actos que he tenido la suerte de poder vivir gracias a pertenecer a este fabuloso mundo que es el mundo cofrade. Este acto, fueron las Jornadas Mundiales de la Juventud del ya acabado año 2011. Siempre recordare aquel paseo de la castellana lleno de jóvenes de distintas partes de España y del mundo, recuerdo a Jesús Despojado ya ubicado en su altar mientras el sol comenzaba a definir un nuevo día, recuerdo esas tardes en la colegiata de san Isidro montando y desmontando ante los atónitos ojos de los miles de jóvenes que visitaban el templo, respondiendo a las preguntas de la gente que eran, cuanto menos, especiales y sobretodo muy curiosas. A modo anecdótico, puedo comentar, como una pareja de Huesca, creía que el paso era completamente de oro, o la explicación que me dio una familia argentina, de lo que ellos entendieron que era ser costaleros. O yo no me explique muy bien, o aquello no llego a buen puerto. Creían que debajo del paso iban personas que, como si de una melé de rugby se tratara, se unían todos a una, y corrían desde el final del paso hasta el principio, aprovechando dicha fuerza para dar con sus cabezas sobre el respirado y así hacer avanzar el paso. Pero dejando de lado las múltiples anécdotas divertidas que nos sucedieron durante aquella semana en Madrid, personalmente, lo que más me sobrecogió, fue la cara de la gente cuando se encontraban ante el misterio. La gente se acercaba a los que allí custodiábamos el paso, y nos daban las gracias por haber llevado el paso a Madrid, se mostraban impresionados de que aquella hermandad, la más joven de todas las participantes en las jornadas, tuviera esa tremenda impronta y ese imponente paso de misterio. La juventud es capaz de esto y de mucho más, les decíamos, y así es, la juventud es capaz y lo será siempre de sobrecoger a las personas de todo el mundo, porque si nosotros hemos podido, la juventud granadina puede, ha podido y podrá por siempre. Cuando vi salir aquel misterio de la colegiata de San Isidro me resulto extraño: ¿Jesús despojado saliendo de una iglesia? y en Madrid, eso solo lo podía conseguir el santo Padre, y así fue, El llenó la Castellana de semana santa española, y nos hizo salir de una iglesia, enorme trabajo el realizado por el Santo Padre. Pero para llegar a la Castellana tuvimos unas semanas muy duras y muy tensas, aunque, eso sí, siempre teníamos una sonrisa en la cara, unos vigilaban el paso, puesto que la gente quería llevarse un trozo del mismo (esta expresión no me la invento, sino que literalmente es lo que te decían que querían), y otros, como yo, nos quedábamos en la mesa de póstula, en la que solía estar acompañado de Carmen, Juanjo, Salva, el bueno de Carlos Castillo, Marian, Álvaro, etcétera… otros como Juan y Alberto, no paraban de trabajar cerrando los últimos flecos que nos separaban de la perfección, mi hermano con David y Dela terminaban de poner a punto el paso, y claro, los que estuvimos mas de cara al público, disfrutamos de las pintorescas y variadas preguntas de la gente que allí se congrego; por ejemplo, un grupo de americanos preguntaban asustados si los nazarenos eran del “ku kux klan”, los sudamericanos preguntaban que por qué lloraba la Virgen, los franceses que que Virgen era la que iba en lo alto del paso y porque iba vestida de manera tan sencilla, y lo de sencilla lo digo de modo un tanto irónico, y así preguntas y más preguntas… Pero en especial hubo un momento que no olvidare jamás. Una mañana vi acercarse a un joven monje alemán a nuestra mesa de postula, el hombre, delgado y con larga barba, se quedo mirando una estampa del Dulce Nombre, yo, tras ver su interés, le dije lo que costaba, pero el hombre me respondió en ingles que no tenía dinero, que iba, como decimos los andaluces, con lo puesto. El hombre se dispuso a abandonar la mesa de postula, pensando quizás que al no tener dinero, ya sobraba cualquier mirada de aquello a lo que no podía acceder, antes de que abandonara la Colegiata me acerque a él y se la regalé. Nunca he visto una cara de agradecimiento como la de aquel hombre, que, tras agradecérmelo una y mil veces, con solo aquella pequeña estampa de la Virgen, salió con una sonrisa enorme de la colegiata. Podría haberme quedado con mil y una chicotas del misterio, con mil fotos, con cincuenta comentarios, pero no, yo siempre llevare a este hombre grabado en mi mente y sobretodo, en mi corazón. Si, le regalé a un joven monje alemán una estampa del Dulce Nombre, y sé que ha rezado por mi y por todos mis compañeros jóvenes , debéis de saber que hay personas que rezan por nosotros, que se enorgullecen de nuestro trabajo, que sienten gracias a nuestros actos, montando pasos, limpiando cera o participando en la vida de la hermandad de la forma que sea, personas que nos desean lo mejor a nosotros, y a los nuestros, jóvenes nunca olvidéis ni abandonéis la doctrina de Humildad que nos transmite el joven monje alemán y la Hermandad que hoy nos reúne, no hace falta que fundemos hermandades, ni que peleemos unos con otros por qué cuadrilla o que hermandad es mejor o peor, no, no necesitamos grandes actos para que se nos oiga, rara vez se presentan en la vida grandes oportunidades de ayudar a otros, pero las pequeñas nos rodean todos los días, no las desaprovechemos, porque os aseguro, merecen la pena. De las JMJ, no puedo pasar sin hacer mención a la gente joven de la hermandad del Gran Poder de Madrid. Muchas son las palabras de agradecimiento que puedo tener hacia ellos. Por mucho que os contara, no llegaría ni a un pequeño porcentaje de lo que realmente han hecho por nosotros. Hemos confraternizado jóvenes granadinos y madrileños bajo la Cruz del Santo Padre. Para mí, han sido y serán amigos para siempre. Qué bonito fue poder convivir con grupos de jóvenes tan diferentes, de hermandades y ciudades tan dispares, y que fácil cuando lo que nos unía era la ilusión y un objetivo común que no era otro que el de hacer sentir a las miles de personas que abarrotaban Madrid. No podía pasar la oportunidad de hacer mención a la juventud madrileña, era necesario que os lo hiciera saber, adoran nuestra tierra andaluza, y nos envidian por tener lo que tenemos, ellos luchan y mucho por intentar instaurar su pasión en una ciudad, que a pesar de ser el centro de un país, carece del sentimiento y la pasión que poseemos en nuestra tierra, así que jóvenes cofrades no debéis nunca de desencantaros, sois muy grandes, y al final todo tiene su recompensa. Desde este pequeño espacio que se me ha cedido, aprovecho la oportunidad para desear la mayor de las suertes a mis amigos de la juventud cofrade madrileña, porque quizás no tenéis nuestro acento, nuestro albayzin ni nuestro realejo, pero lo que si compartimos por igual es la ilusión y el amor por nuestros titulares, así que desde aquí, estamos con vosotros.




martes, 29 de noviembre de 2011

El recuerdo de Jorge Alda

UNA SALIDA PARA NO OLVIDAR



Ya pasada la JMJ es hora de recordar lo vivido, los montajes, largas reuniones, las mudás de los diferentes pasos, y como no la Salida .

Para mi, esta ha sido una Salida que no olvidaré nunca, la primera como Pertiguero del Señor del Gran Poder, pero creo que hay algo más importante que eso, que es el tiempo disfrutado con los amigos en el Traslado de ida y de vuelta en el cual, me sentí como un niño pequeño, una infancia cofrade que nunca tuve. Ver al Señor por Sol, Alcalá, Cibeles, será difícil de olvidar, porque no nos engañemos, será muy difícil, casi imposible que un evento de estas características, se vuelva repetir, ese olor a incienso por Recoletos, más ese ambiente de cera, golpe de llamador, ambiente de madrugá. Ver en la calle Mayor al Señor con la marcha Ione, o con Macarena de Emilio Cebrián, son momentos especiales que no serían posible sin la Banda de Música, que viene de Herrera (Sevilla) a la cual le doy mi enhorabuena.

No puedo olvidarme de los cofrades de la Hermandad de Jesús Despojado de Granada, más que cofrades, amigos de Granada, porque pienso que todos o la mayoría nos llevamos amigos de la hermandad de Jesús Despojado, cuyos hermanos esperaban con especial ilusión la Salida, y por supuesto la vuelta con sones que no son habitúales en Madrid, como Costalero del Soberano o Eucaristía. Que seguro más de un hermano nuestro disfrutó con especial ilusión, recordando ese Lunes Santo con su Hermandad de San Gonzalo.

No me gustaría acabar sin nombrar a toda esa gente que ha trabajado a la sombra de otros, limpiando enseres, varas, montando el Paso del Señor. Cofrades de verdad, que disfrutan de su hermandad los 365 días al año, no solo el Jueves Santo, esa Salida truncada por la lluvia que está en la mente de todos, pero recompensada por esta Madrugá veraniega. Sin ellos no hubiera sido posible cumplir este sueño. José Laguna, Jorge Cámara, Javier Holgado, Jesús Romero, Adelardo Martín, Christian Rodríguez, David Pastor, Ana Timón, y muchos otros que me dejo pero que siempre estarán en el recuerdo de esta Salida histórica.

 
                                                                                                      D. Jorge Alda Parra

martes, 22 de noviembre de 2011

El recuerdo de María Miraz

Mi crónica de las JMJ

Como lo prometido es deuda  hoy abro mi diario lleno de recuerdos, mi corazón lleno de sentimientos y mi cabeza repleta de ideas y me pongo a vuestra disposición para daros mi visión de las Crónicas de la JMJ.


Ha decir verdad esta visita papal no la esperaba con demasiada ilusión, quizá porque ya habia vivido una con Juan Pablo II, quizá por el momento personal que vivía con respecto a la Fe...quién sabe, pero lo importante para mí es que todo cambió en menos de lo que se tarda en decir "Amén".

Todo comienza a cambiar cuando dirigiéndome al médico un día más en los últimos tiempos me encuentro en el metro con un grupo de gente joven cantando en francés a María; el ambiente que se respiraba en ese vagón era indescriptible. Llevabamos ya varios días de trabajo montando el paso del Señor y haciendo cosas para que todo estuviera listo a tiempo, cuando una tarde Juanlu viene a buscarme, como siempre, y me dice: "Pequeña, vamos a la Hermandad que  hoy viene gente a la Colegiata y hay que echarles una mano"...pues "pies pa´que te quiero".

Cual fue mi sorpresa cuando encontré un grupo de "chavales" que el más mayor no tenía más de 30, eran poquitos y curraban como nadie. Aluciné. Un amigo me dijo que si quería pasar a ver la Imagen del Despojado de Granada y accedí.

Tal fué mi sorpresa que cuando al poco tiempo estaban subiéndole al paso, fui incapaz de quitarle la mirada; sólo lo hice un momento y fue para asustarme por miedo a que le pasara algo. Pero que va, esa gente sabía lo que hacía, sus manos estaban guiadas "desde arriba". El ambiente que se respiraba era especial, eso se notaba, y me percaté de algo que hacía mucho tiempo que no sentía: Ilusión, inquietud ante una situacióin nueva que requería todo mi sentimiento, ante una imagen venerada, que para mi hasta entonces era desconocida.



Le siguió "La Magdalena", y con Ella las primeras conversaciones con ese grupo de jóvenes, hasta ese momento también desconocido para mí. Volví a sorprenderme cuando me percaté: "joer que majos son" (perdonarme por la expresión). Los momentos que siguen todos los conoceís: preparativos, más preparativos, curro, curro y más curro; de día, de noche...y entre tanto siempre se sacaba un segundo para gastar un broma, entablar conversación, contarte algo que no sabías, compartir alguna lagrimilla...fué tan bonito, tan duro...y a la vez tan intenso.

Estoy convencida de que cada uno entregó lo mejor de sí mismo esos días y los posteriores. Eso si, no faltó un momento para compartir mesa con nuestros nuevos Hermanos, para nosotros "los granainos".
Venga cambios de ropa, preparar flor, luz p´arriba, p´abajo, sube escaleras...coge la escoba, limpia alfombras, monta el Besamanos de la Macarena...que grande estaba la Señora, ahora que me acuerdo.

Una vez más volví a sorprenderme, me vi delante del paso del Gran Poder rodeada de gente y sin embargo, con cierto sentimiento de soledad que disfruté; pero aquí está el detalle: después fuí delante del paso de Despojao; Madre mia!!! me vi llorando, rezando por muchos motivos, prendada de Su mirada y de repente...un gesto de cariño de quien menos me lo esperaba..."un granain@";  hoy se que será mi amig@ para siempre.

Tocó además despedirse de algunos de ellos, pero otros vendrían. Más emoción, más sentimientos encontrados.



Y llegó el gran día, sonaban campanas en la Colegiata de San Isidro, y tocaban a traslado por las calles de Madrid, la ciudad se llenaba hasta la bandera o más. Madrugar??? para quien durmiera, a las 3 de la madrugada la iglesia parecía estar viviendo el mejor día de Semana Santa en una capital cofrade donde las haya; comentario de los madrileños: "Esto parece El Salvador", que grande, que maravilla.

Todos saliendo en orden , Mi Señor del Gran Poder por la Puerta del Sol, Alcalá, Cibeles...increible.

Sin duda fueron unos días irrepetibles para el mundo Cofrade, aunque ojalá lo hicieran. Todo resultaba tan raro, tan corto, tan difícil...batiburrillo de sensaciones.

Casi 72 horas de cansancio acumulado sin medida, una palabra: inolvidable.



Entonces llegaron horas de pasar calor, mucho calor. A algunos nos pasó factura y tuvimos que tomar decisiones que nunca gusta tomar, "abandonar a tu titular", una decisión difícil para un cofrade pero a veces inevitable, y más por motivos de salud.

Que duro se hace tener que hacer frente a ciertas situaciones que se vivieron esos días, la sensibilidad estaba a flor de piel, todos queríamos que fuera maravilloso, que todo saliera bien...que gran trabajo el de todas las Hermandades.



Ahora tocaba entrar en casa, que pena, estabamos destrozados pero no queríamos que acabara nunca. Que contradicción más grande, en realidad fue una semana de contradicciones, dulces y amargas contradicciones. Otra vez a trabajar, ahora para desmontar...y nos invade un sentimiento de desamparo, desarraigo y pena, mucha pena por dejar atrás lo vivido, tocaba asimilarlo.

Pero claro, otro rayo de esperanza asomaba; cuando una puerta se cierra se abre una ventana. Granada nos invitaba a su Traslado desde la Catedral; y vamos que si fuimos!!!! otra vez a montar, que bien lo pasamos, cuanto nos reimos, que poco dormimos y cuanto disfrutamos de los que ahora son Mis Hermanos Granainos. Sí, Mi Despojao de Granada se llevó con El un trozo de mí, y ya no me lo devolvió; por lo que ahí estaba yo.

Tanto Juanlu como yo seguimos sacándo jugo de esos días, de lo vivido, de los recuerdos...nuestra vida ha cambiado para siempre por la JMJ y por su gente; mi gente.


Como reflexión tres cositas: Gracias, gracias y gracias; por darme una lección de humildad, por estar ahí, por renovar mi Fe, mi hacerme sentir cosas olvidadas, por ser como sois.....Gracias a todas las Hermandades que acompañaron al Gran Poder de Madrid, a Granada, a su gente, mi gente, mi hermandad y gracias a ti Juan Luis.

martes, 15 de noviembre de 2011

el recuerdo de Juan Luis.

Después de mucho tiempo e intentar asimilar todo lo que paso aquellos días os intentare contar de la mejor forma posible, aquellos días inolvidables.




Que decir que no se haya dicho ya, es difícil de expresar todas las emociones y momentos vividos esos días, empezando por la llegada de Granada a nuestra casa, la cual todos estábamos deseando de que llegara para poder contemplar ese pedazo de misterio y poder conocer a su gente, que difícil fue cuando llegó y por motivos ajenos, yo no podía estar para poder ayudar a desembarcar ese paso del camión, pero en cuanto el trabajo me dejo tiempo me fui para allá y que sorpresa me lleve cuando el paso estaba casi montando a falta de los respiraderos, que maravilla acababa de entrar en nuestra casa, después la gente, que estaban completamente ilusionada y no es para menos, cuando se cerro la iglesia a volver al trabajo y a subir al señor, que decir de ese momento, los pelos de punta, rezando todo lo que sabíamos, todos juntos, y al fin, el Señor estaba en su paso, pero todavía faltaba la Magdalena mientras que la terminaban de cambiar aprovechamos a echarnos unos cigarritos en el atrio y así poder conocer un poco mas a esa gente maravillosa, y llego el momento de subirla, se hizo tal silencio que daba hasta miedo respirar, pero se subió, un día duro de trabajo terminado con buen fin.

Al día siguiente todavía quedaba mucho curro, montando el besamanos y terminando de montar el paso, en fin que voy a contar de esos momentos unos días de mucho trabajo, de mucha ilusión y sobretodo de hacer hermandad.

Al fin llego la otra hermandad que estábamos esperando, la Verónica, que mala impresión nos llevamos cuando no se dejaban ayudar y encima llegaron avasallando, en fin lo achacare a los nervios, que gran paso había llegado también a nuestra casa, hasta tenia aire acondicionado debajo para los costaleros, que gran invento, en fin no puedo hablar mucho de Jerez porque ni se dejaron conocer ni tampoco hicimos mucho intentos para ello.

Solo faltaba un paso y al fin llego Úbeda, ya estábamos todos, haciendo vida hermandad, cada uno como buenamente pudo.

Se acerca la hora del Vía Crucis, y muchos nervios se desataron antes de la salida, menudo día, sin poder descansar por los nervios llega la hora de acercarse a la colegiata y allí estaban todos esperando, después de saludar a todo el mundo y desearle un buen traslado a todas las hermandades me pongo a hacerme la ropa y vuelvo a entrar a la colegiata. Cual fue mi sorpresa cuando estaba perdido en mis pensamientos delante del paso del Gran Poder cuando se me acercaron los chicos de Granada para desearme un buen traslado, la emoción no se podía contener. Y por fin llego la hora, empezamos a salir por el orden que estaba establecido, había bastante gente en la calle para ser la hora que era, cuando llegamos a la calle Duque de Rivas yo estaba fuera y decidí acercarme a la puerta de la iglesia para poder ver salir a todas las hermandades que habíamos acogido, solo pude ver a Úbeda porque íbamos todos muy lentos pero no me importó porque sabia que las podía ver mas tarde.

Muchos momentos se vivieron diferentes en este traslado, seguramente porque en Semana Santa no pudimos salir. Que estampa tan bonita bajar por la calle Alcalá salir del paso y poder recorrer unos metros atrás, allí estaban casi todas las que iban a participar en el Vía Crucis, León, Sevilla, Medinaceli, Málaga, etc...

Y por fin llegamos a Cibeles con paron incluido para poder dejar pasar a la Cena, menuda estampa mirar hacia la Calle Alcalá hacia arriba y verla llena de pasos, que maravilla, el sueño de todo cofrade en su ciudad, ya podría ser así todos los años.

En fin parecía que estaba mas cerca la V estación pero a mi se me hizo eterna, creo que era porque debajo del paso iba mirando todas las estaciones que pasábamos, pero bueno llegamos.

Ahora a reponer un poco las fuerzas y a esperar a la llegada del Papa.

Y con la espera llegó la tarde y con ella la entrada a Colón; no había visto tanta gente en Madrid en mi vida y con la que estaba cayendo de calor, en fin llegamos a nuestra estación, saludamos a todo el mundo y me voy a ver los pasos que por la mañana no había podido ver. Y por fin llegue a la IX estación, allí estaban los chicos de Granada con los que tan bien nos habíamos llevado y con la Hermandad que sin querer habíamos formado, todos de los nervios con los preparativos de ultima hora y con el rapto de alguno de ellos para llevarles a donde estábamos nosotros, aunque subiendo y bajando la calle íbamos a estar casi todo el tiempo. Pero bueno después de tirarnos un poco en el césped e intentar descansar algo llego la hora; el Papa ya había llegado a Colon y con ello el Vía Crucis, momentos inolvidables como ver a la gente portando las antorchas, toda la gente unida con un mismo fin, y para mi el momento mas especial de todos cuando el paso de Gran Poder paso por delante del Despojado de Granada, en fin inexplicable. Y todavía quedaba toda la vuelta, que no la pude contemplar del todo porque María casi se cae, en fin cosas que pasan y normales con la calor que hacia, pero pudimos disfrutar de la entrada, con el Gran Poder entrando primero hasta el altar mayor, los de Úbeda entrando en la capilla de donde sale nuestra Virgen, los de Jerez entrando en la capilla del Santísimo y por fin los últimos pero para mi los mas espectaculares, el Despojado de Granada, esa levantá en la puerta de la Colegiata por la Hermandad del Gran Poder que levanto Jorge, ese paso cadencioso que llevaba el paso visto desde el pulpito de la iglesia hasta que se arrió y que forma de andar, y llego el final de la noche, pero todavía quedaba mucho trabajo por hacer.

Al día siguiente a desmontar los pasos, pero lo más emocionante fue cuando se puso el Despojado y la Magdalena en la capilla del Señor del Gran Poder, que momento más emotivo. Pero todavía quedaba desmontar los pasos y poner el cajón a Granada.

Y llego el gran momento después de todo lo vivido llegaba el momento de partir, pero no sin complicaciones para variar, poca gente un paso enorme y un camión muy pequeño jeje, pero después de mucho esfuerzo el paso subió al camión, y los chicos se marcharon, pero no se termino allí, al fin de semana siguiente hicieron una misa en honor a la JMJ y una procesión con su paso y como no la gente de Madrid tenia que estar allí, y allí estuvimos acogidos con los brazos abiertos y con el honor para algunos de podernos meter debajo de su paso, y que maravilla poder andar debajo del Señor, con esa cuadrilla de ratones cartujanos, que gozada, no tengo palabras para poder expresarlo. En fin ahora toca volver a la realidad, pero después de mucho pensar me quedo con una frase.

Como se puede retomar el rumbo de tu vida después de los momentos vividos, de la gente conocida y del cambio de perspectiva de la vida que nos ha hecho o por lo menos a mi la JMJ.

No tengo respuesta a eso pero intento llevarlo lo mejor posible aunque es difícil.

Solo puedo decir GRACIAS a todos aquellos que estuvieron conmigo en esos días que tanto me enseñaron lo que es una Hermandad, lo que es la ilusión y sobretodo lo que es la humildad. Gracias de todo corazón por dejaros conocer, y gracias por haber venido.



Un saludo. AHÍ QUEDÓ