martes, 22 de noviembre de 2011

El recuerdo de María Miraz

Mi crónica de las JMJ

Como lo prometido es deuda  hoy abro mi diario lleno de recuerdos, mi corazón lleno de sentimientos y mi cabeza repleta de ideas y me pongo a vuestra disposición para daros mi visión de las Crónicas de la JMJ.


Ha decir verdad esta visita papal no la esperaba con demasiada ilusión, quizá porque ya habia vivido una con Juan Pablo II, quizá por el momento personal que vivía con respecto a la Fe...quién sabe, pero lo importante para mí es que todo cambió en menos de lo que se tarda en decir "Amén".

Todo comienza a cambiar cuando dirigiéndome al médico un día más en los últimos tiempos me encuentro en el metro con un grupo de gente joven cantando en francés a María; el ambiente que se respiraba en ese vagón era indescriptible. Llevabamos ya varios días de trabajo montando el paso del Señor y haciendo cosas para que todo estuviera listo a tiempo, cuando una tarde Juanlu viene a buscarme, como siempre, y me dice: "Pequeña, vamos a la Hermandad que  hoy viene gente a la Colegiata y hay que echarles una mano"...pues "pies pa´que te quiero".

Cual fue mi sorpresa cuando encontré un grupo de "chavales" que el más mayor no tenía más de 30, eran poquitos y curraban como nadie. Aluciné. Un amigo me dijo que si quería pasar a ver la Imagen del Despojado de Granada y accedí.

Tal fué mi sorpresa que cuando al poco tiempo estaban subiéndole al paso, fui incapaz de quitarle la mirada; sólo lo hice un momento y fue para asustarme por miedo a que le pasara algo. Pero que va, esa gente sabía lo que hacía, sus manos estaban guiadas "desde arriba". El ambiente que se respiraba era especial, eso se notaba, y me percaté de algo que hacía mucho tiempo que no sentía: Ilusión, inquietud ante una situacióin nueva que requería todo mi sentimiento, ante una imagen venerada, que para mi hasta entonces era desconocida.



Le siguió "La Magdalena", y con Ella las primeras conversaciones con ese grupo de jóvenes, hasta ese momento también desconocido para mí. Volví a sorprenderme cuando me percaté: "joer que majos son" (perdonarme por la expresión). Los momentos que siguen todos los conoceís: preparativos, más preparativos, curro, curro y más curro; de día, de noche...y entre tanto siempre se sacaba un segundo para gastar un broma, entablar conversación, contarte algo que no sabías, compartir alguna lagrimilla...fué tan bonito, tan duro...y a la vez tan intenso.

Estoy convencida de que cada uno entregó lo mejor de sí mismo esos días y los posteriores. Eso si, no faltó un momento para compartir mesa con nuestros nuevos Hermanos, para nosotros "los granainos".
Venga cambios de ropa, preparar flor, luz p´arriba, p´abajo, sube escaleras...coge la escoba, limpia alfombras, monta el Besamanos de la Macarena...que grande estaba la Señora, ahora que me acuerdo.

Una vez más volví a sorprenderme, me vi delante del paso del Gran Poder rodeada de gente y sin embargo, con cierto sentimiento de soledad que disfruté; pero aquí está el detalle: después fuí delante del paso de Despojao; Madre mia!!! me vi llorando, rezando por muchos motivos, prendada de Su mirada y de repente...un gesto de cariño de quien menos me lo esperaba..."un granain@";  hoy se que será mi amig@ para siempre.

Tocó además despedirse de algunos de ellos, pero otros vendrían. Más emoción, más sentimientos encontrados.



Y llegó el gran día, sonaban campanas en la Colegiata de San Isidro, y tocaban a traslado por las calles de Madrid, la ciudad se llenaba hasta la bandera o más. Madrugar??? para quien durmiera, a las 3 de la madrugada la iglesia parecía estar viviendo el mejor día de Semana Santa en una capital cofrade donde las haya; comentario de los madrileños: "Esto parece El Salvador", que grande, que maravilla.

Todos saliendo en orden , Mi Señor del Gran Poder por la Puerta del Sol, Alcalá, Cibeles...increible.

Sin duda fueron unos días irrepetibles para el mundo Cofrade, aunque ojalá lo hicieran. Todo resultaba tan raro, tan corto, tan difícil...batiburrillo de sensaciones.

Casi 72 horas de cansancio acumulado sin medida, una palabra: inolvidable.



Entonces llegaron horas de pasar calor, mucho calor. A algunos nos pasó factura y tuvimos que tomar decisiones que nunca gusta tomar, "abandonar a tu titular", una decisión difícil para un cofrade pero a veces inevitable, y más por motivos de salud.

Que duro se hace tener que hacer frente a ciertas situaciones que se vivieron esos días, la sensibilidad estaba a flor de piel, todos queríamos que fuera maravilloso, que todo saliera bien...que gran trabajo el de todas las Hermandades.



Ahora tocaba entrar en casa, que pena, estabamos destrozados pero no queríamos que acabara nunca. Que contradicción más grande, en realidad fue una semana de contradicciones, dulces y amargas contradicciones. Otra vez a trabajar, ahora para desmontar...y nos invade un sentimiento de desamparo, desarraigo y pena, mucha pena por dejar atrás lo vivido, tocaba asimilarlo.

Pero claro, otro rayo de esperanza asomaba; cuando una puerta se cierra se abre una ventana. Granada nos invitaba a su Traslado desde la Catedral; y vamos que si fuimos!!!! otra vez a montar, que bien lo pasamos, cuanto nos reimos, que poco dormimos y cuanto disfrutamos de los que ahora son Mis Hermanos Granainos. Sí, Mi Despojao de Granada se llevó con El un trozo de mí, y ya no me lo devolvió; por lo que ahí estaba yo.

Tanto Juanlu como yo seguimos sacándo jugo de esos días, de lo vivido, de los recuerdos...nuestra vida ha cambiado para siempre por la JMJ y por su gente; mi gente.


Como reflexión tres cositas: Gracias, gracias y gracias; por darme una lección de humildad, por estar ahí, por renovar mi Fe, mi hacerme sentir cosas olvidadas, por ser como sois.....Gracias a todas las Hermandades que acompañaron al Gran Poder de Madrid, a Granada, a su gente, mi gente, mi hermandad y gracias a ti Juan Luis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario