viernes, 26 de noviembre de 2010

1ª CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ




El pasado miércoles se celebró la 1ª Catequesis preparatoria de las JMJ en la Casa de Hermandad.
A continuación la publicamos:




1º CATEQUESIS PREPARATORIA PARA LAS JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD (JMJ).


INTRODUCCIÓN.

Las JMJ son un encuentro de la Iglesia para compartir nuestra fe y dar testimonio de aquello en lo que creemos. Nosotros acudimos con la mayor alegría sabiendo que nos encontraremos con Cristo porque, aunque sea el Papa quien nos convoque a esta manifestación pública de fe, sobre todo, y lo importante, es ese encuentro con Jesús y que lo compartamos con nuestros hermanos.

Como se decía en la convocatoria, nosotros podemos asistir a Madrid y vivir esos días como si tal cosa y quedarnos en eso; pero hay que ir más allá, hay que formarse y saber a dónde vamos, por qué es importante este evento para la Iglesia, por qué el Señor acudirá al acto del Vía-Crucis,… Sin lugar a dudas eso nos enriquecerá más a nosotros y también podremos enriquecer a las personas con las que compartamos esos días. No podemos quedarnos en el hecho de la presencia del Señor en Madrid. Nadie duda que es una gran alegría y a la vez una gran responsabilidad; pero lo importante no es sólo eso. Como creyentes y como hermanos tenemos que preocuparnos por saber en qué consisten eso de las JMJ. Reducir una convivencia de este tipo a algo “material” como la presencia del Señor en las calles de Madrid no puede ser, hay que tener presente el componente espiritual.

Por hacer un símil que resulte cercano, sería como el Domingo de Ramos tras la Estación de Penitencia. Cuando el Señor se encierra y todos juntos rezamos, toda la emoción del mundo te invade y es un momento inigualable en el que te sientes parte de algo que te hace sentir bien, te sientes parte de una familia. Si en ese instante escuchas que algún hermano hace un comentario del tipo: “vaya paseo más buenos acabamos de darle”. Personalmente me dolería que un hermano que acaba de compartir conmigo esos momentos tan importantes para mi, estuviera empequeñeciendo algo tan grande como la Estación de Penitencia a un paseo hasta la S. I. Catedral, cuando en realidad, ha sido un testimonio de fe y hermandad Ese es el componente espiritual que casa Domingo de Ramos ponemos en la calle para evangelizar y que debe estar presente también en Madrid.

Pues para eso estamos aquí, para prepararnos y para comenzar todos juntos este camino en el que iremos compartiendo buenos momentos y que tendrán sus días grandes en verano; pero cuidado, esto no acaba allí, nuestra fe no se queda ni se termina en Madrid, este camino durará todo lo que nosotros queramos. Y esto es así porque vamos a formar una familia que irá aumentando.

Las JMJ representan una ocasión para sentirnos Iglesia, Iglesia Universal, y eso significa unión, pertenencia a un grupo, dar testimonio y ejemplo de aquello en lo que creemos. Ver a miles de personas unidas bajo un mismo sentimiento. Proclamar que Cristo vive.

A lo largo de las catequesis nos prepararemos e iremos formándonos en Cristo para que el culmen, en Madrid, podamos vivir la Resurrección del Redentor con nuestros hermanos y así poder compartir nuestras experiencias con todos aquellos que tienen por meta a Cristo.

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA.

Que la primera catequesis preparatoria para las JMJ se haga en esta fecha no es nada aleatorio. Este próximo domingo comenzamos el Adviento, el primer Domingo de un nuevo año litúrgico. A año nuevo, vida nueva, dice el refrán, y esta primera catequesis debe ser el inicio de nuestra andadura hacia el paseo de recoletos, para comenzar desde allí un nuevo camino.

¿Por qué el año litúrgico comienza en el Adviento? No seria más lógico pensar que empezara el mismo Día en que Jesús nace. La Iglesia con este tiempo nos hace reflexionar, antes de una gran fiesta es necesaria una preparación, al igual que cuando esperamos visita en casa nos afanamos en limpiar, preparar la comida, y dejarla a punto para cuando vengan nuestros invitados.

ADVIENTO: TIEMPO DE ESPERANZA.

El ser humano siempre aspira a algo, queremos una casa, un coche, casarnos formar una familia o hacer un viaje maravilloso…. A todo esto lo llamamos expectativas es decir, siempre estamos a la espera y el que espera es porque le falta algo… de ahí el dicho de `` la Esperanza es lo último que se pierde ´´ ¿o no? Todo depende de donde tengamos puesta nuestra esperanza.

Si ponemos nuestra esperanza en cosas de los hombres, acabara muriendo como todo lo humano, nuestro anhelo debe estar en un bien superior y ese bien para los cristianos se llama Dios.

A lo largo de la historia de la salvación Dios a través de los profetas nos enseña como siempre ha tenido la promesa de liberar a su pueblo, promesa que acrecientan los últimos profetas y que se hace patente en Cristo Jesús, nuestro Señor.

`` SE DESPOJÓ DE SU RANGO PARA TOMAR NUESTRA CONDICIÓN. ´´

Siendo Dios, asumió nuestra humanidad, con todas sus consecuencias hasta la muerte. No se acomodó, no pidió ningún derecho, se lanzó a los caminos a encontrase con el hombre, a decirles que su espera había acabado. Murió por nosotros y resucitó al tercer día, y antes de subir a los cielos nos dejó una última promesa, volver al final de los tiempos y darnos una nueva existencia donde el mal y el dolor no existen.

Por eso comenzamos con el Adviento, lo primero que se dice la Iglesia a sí misma es que es un pueblo en espera de esa segunda venida y como pueblo expectante debemos estar preparados, pues no sabemos el día ni la hora.

LOS SÍMBOLOS DE QUE YA LLEGA.

Para reforzar esta actitud de espera, la liturgia nos acompaña y nos guía a lo largo de estos cuatro Domingos.

Se elimina las flores y dejamos de entonar el Gloria en la eucaristía, hasta la noche de nochebuena, la oraciones recuerdan constantemente que estamos a la espera de la Salvación, (Ven Señor Jesús) el color litúrgico es el morado y no recuerda que estamos en tiempo de conversión.

La corona de Adviento

Era un elemento usado por los pueblos germanos por el cual representan el ruego para que el dios-sol regresara con su luz y calor durante el invierno. Con Cristo todo adquiere un nuevo significado y se convirtió en un símbolo de la espera del Mesías forma circular, como si de un anillo se tratara nos recuerda la promesa realizada por Cristo, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías, desde Adán hasta su nacimiento y, en la actual espera de la segunda venido de Cristo El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar, el color verde nos recuerda la esperanza.

Los frutos que lo decoran nos recuerdan que como cristianos nosotros también debemos darlo (A Dios rogando y con el mazo dando) y las manzanas los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.

Las velas, que se van encendiendo una cada Domingo, nos recuerda nuestra actitud de espera (mantened las candelas encendidas pues no sabéis ni el día ni la hora) y la presencia de Jesús, luz del mundo, que se hace mas cercana a medida que avanzamos en el Adviento.

Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de Adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; Jesús sigue saliendo a nuestro encuentro cada dia, y la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros Domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios.

El color de la liturgia como ya habíamos dicho es el morado a excepción del III Domingo, que es el rosa, el llamado Gaudete (alégrate - la primera palabra que le dirige el Ángel a María) en el se relaja la austeridad.

Todos estos son los símbolos con los que la Iglesia acompaña nuestra espera, pero si nosotros no dejamos un hueco para Dios, si estamos más preocupados porque nos toque la lotería, por la fiesta de año nuevo o las compras de Navidad, difícilmente Dios podrá nacer en nosotros también. Dios nos ha hecho capaces de vivir en Él, pero somos nosotros los que decidimos si aceptamos esa invitación. La lectura meditada del evangelio diario, la oración, el voluntariado o cualquier sacrificio por poco que sea puede ayudarnos a andar este camino y que las palabras ``Ven Señor Jesús´´ tomen todo su significado en nuestra vida.

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